“Retratos con alma”

Eduardo Antoraz

Biografía:

Nací en 1974 en Medina del Campo, en el seno de una familia muy católica y criado allí hasta los 14 años donde finalice mi primer grado de estudios. Más adelante cursé bachillerato en un seminario de Toledo, donde se esperaba que siguiera con la idea paterna de ser cura. Allí guardo un grato recuerdo de mi profesora de dibujo Marta, que me anima a presentarme a bellas artes por mis facultades artísticas. El sueño de mi padre de tener un hijo cura no cuaja.

Me presento a las pruebas de Bellas Artes en Salamanca en 1995 con tan buena suerte que apruebo el examen de ingreso a la primera. Son los 5 años mejores de mi vida aprovechados para aprender o mejor dicho absorber todo lo que las materias impartidas allí ofrecían para el futuro laboral. Allí las materias que más despiertan mi interés son diseño gráfico y fotografía.

Como la fotografía no era especialidad, escogí diseño gráfico que sí lo era y dos días a la semana asistía a las clases opcionales de fotografía. Desde el principio de éstas, mi interés es inagotable puesto que parecen infinitos los temas a tratar en este campo ya sean creativos o figurativos. Descubro que los retratos me empiezan a apasionar, sobre todo los destinados a sacar lo mejor de las personas. Hago mía una frase donde repito que “no hay modelo poco fotogénico sino mal fotógrafo”.

Al terminar la carrera en el año 2000, me surge trabajo rápidamente en Madrid como creativo publicitario. Mientras, la fotografía permanece en un segundo plano como hobby y a veces como segundo trabajo creando books publicitarios al mismo tiempo que junto unos ahorros que invierto rápidamente en nuevo material fotográfico.

Una visita a Málaga años después me despierta la voluntad de seguir mi sueño a todos los niveles; dejar Madrid y mudarme a la tierra Andaluza para abrir mi estudio de fotografía, esto sucede en 2012. El tiempo corre sin avisar y mientras tanto, entre trabajo y trabajo intento dar rienda suelta a mi imaginación realizando series fotográficas y retratos donde el aplauso del público queda relegado a un segundo plano mientras que en el primero permanece mi entusiasmo y un recuerdo cercano de mis estudios en bellas artes. Mi prioridad a la hora de crear, como su propio nombre indica, es innovar porque siempre he creído que no está todo hecho en el campo de la fotografía. A la hora de realizar mis series siempre tengo en cuenta esta premisa a la vez que sacar todo el potencial, tanto mío como del modelo u objeto. He sido muy afortunado porque he recibido nominaciones, premios y reconocimientos tanto nacionales como internacionales y como buen artista, me entusiasma que otros creativos me tengan en cuenta además de servir para impulsar mi carrera. 

“Retratos con alma”:

Para mi un retrato es plasmar un fragmento de tu alma y de tu energía. La mezcla es explosiva si sale bien. Tomo tan en serio mi trabajo que intento conocer un poco a la persona que se va a poner frente a mi objetivo y también mostrarme ante ella. Nadie va a desnudar su alma ante un desconocido. Siempre se me viene a la mente la tradición india que decía que no les gustaba ponerse frente a una cámara porque su alma quedaría atrapada en el papel fotográfico.

La energía también forma parte de este intercambio ya que las miradas están repletas de ésta. Hace muchos años ya que me quedo mirando a la gente pensando en los retratos que les sacaría, o cómo realizaría una serie de fotos únicamente tratando de sacar lo mejor de cada persona o lo que es lo mismo, su alma. Me apasiona mi trabajo.  Éste se debe hacer por y con pasión siguiendo tus propias metas y progresar buscando crear tu propio camino sin ponerte límites. Siempre aprendiendo, siempre avanzado.

“Clavos en formación asombrosa”:

Tenía muchas ganas de ponerme frente a formas cotidianas sobre una superficie lisa y poder jugar con sus formas y con sus sombras. Para mí, jugar con las ideas lo es todo y divertirme confeccionando los bocetos en mi cabeza me da vida.

En esta serie titulada “clavos en formación asombrosa” podéis observar como objetos tan mundanos como unos clavos se desvirtúan formando un pelotón de sombras desequilibradas. Se crean sombras inauditas que, de forma inherente, confeccionan a su vez deformaciones perfectas. Aparte de un juego mí, cada espectador confecciona casi en fragmentos de segundo sus propias sombras particulares en su mente. Son inagotables.

Esta serie es una ínfima muestra de lo que la creatividad puede darnos reafirmándome una vez más en la teoría de que queda mucho por crear y no está todo inventado…afortunadamente.

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