Por Lucía Tello Díaz
El pasado 3 de octubre nos dejaba Josep María Forn, uno de los directores y productores más relevantes de nuestra cinematografía, capaz de adentrarse en cualquier género y formato demostrando una competencia y una adaptabilidad sin concesiones. A pesar de su relevancia cultural e histórica, son muchos los que todavía no conocen su obra, siendo ahora un momento ineludible para aproximarnos a su trabajo.
Josep María Forn cineasta
Como director firmó películas fundamentales, siendo conocido por la icónica La piel quemada (1967), así como cintas como Yo maté (1957), Muerte al amanecer (1959), La vida privada de Fulano de Tal (1960), La rana verde (1960), ¿Pena de muerte? (1961), Subjúdice (1998) o El coronel Macià (2006), todas ellas de la más variada temática y enfoque, pero idéntica calidad. Fue tal su compromiso con el cine, que en 1975 fundó y presidió el Instituto del Cine Catalán.
Fuente: Films de l’Orient.
Por su excelente labor cinematográfica le fue concedida la Cruz de Sant Jordi en 2001, y en 2010 la Acadèmia del Cinema Català le entregó el Gaudí de Honor. A partir de entonces, Forn protagonizó innumerables actos honoríficos en los que se analizó al detalle su obra y su arte. A este respecto, incluso el pasado mes de mayo su multipremiada película La piel quemada fue elegida dentro del proyecto europeo A Season of Classic Films, liderado por la Asociación de Cinematecas Europeas (ACE), en el que se programaron una veintena de películas de artistas europeos como André Delvaux, Boris Orlický, Karel Lamač o el propio Forn.
Josep María Forn productor
Como Bardem o Berlanga, también Forn estuvo enfrentado a la censura en numerosas ocasiones, lo que le obligó a dejar de dirigir durante más de diez años. Pese a todo, Forn se reinventó como productor en la industria cinematográfica, financiando películas de directores como Joaquim Jordà, Antoni Ribas o Ventura Pons. Sin la providencial presencia de Forn, muchas cintas habrían quedado sepultadas como guion sin ver la luz del proyector.
La piel quemada
Rodada en 1966, La piel quemada es considerada la obra cumbre de Forn y supone una auténtica ruptura con el cine que le era coetáneo. En aquella España del desarrollismo, con el Nuevo Cine Español en boga y la Escuela Catalana orientada hacia presupuestos formales cercanos a la nouvelle vague, Forn se adentró en un estilo completamente diferente, deudor del neorrealismo italiano y que él acertó en denominar ‘neorrealismo a la catalana’, que también asumieron cineastas como Llorenç Soler o Pere Balañá.
La piel quemada es el retrato de aquella España no tan lejana, que era inmigrante, rural y empobrecida, y en la que la población de las provincias depauperadas buscaba suerte en comunidades con mayor poder económico. José (Antonio Iranzo) es un trabajador que se dedica a la construcción en la Costa Brava. Su mujer Juana (Marta May) y sus dos hijos viven en el sur, donde la pobreza apenas les permite la mera supervivencia. Por ello deciden trasladarse con José a Lloret de Mar, iniciando un viaje hercúleo en el que queda patente que el sol abrasador no es igual para el que viaja por sobrevivir que para quien se desplaza haciendo turismo.
Alegórica, dura y perfectamente configurada, en ella destaca el cuidado excepcional que Josep María Forn desplegaba en todas sus cintas, con una confección de planos extraordinaria, un montaje metafórico de primera magnitud y una imagen dotada de una significación muy elevada.
Hombre de inagotable creatividad y empatía, todavía recuerdo cuando, hace más de una década y media, Forn me concedió una entrevista esencial en mi carrera, de la cual no solo derivó parte de mi tesis doctoral y el libro Hablemos de cine, sino una amistad y admiración sinceras a su trabajo, a su personalidad y a su familia.
Ahora que comienza el curso y que muchos alumnos se acercan a filmografías que les son desconocidas, no puedo sino recomendar a mis estudiantes que descubran el fascinante mundo cinematográfico de Josep María Forn, un cronista de la realidad que enfrentó los tiempos difíciles con inmenso talento.