por Jesús María Sánchez González
Los vikingos eran magníficos constructores de barcos. Sus embarcaciones eran fuertes y rápidas. Debido a su poco calado, podían cruzar grandes océanos al igual que navegar por ríos poco profundos. Con la práctica y experiencia, el barco vikingo fue evolucionando hasta que consiguieron que la quilla fuese bastante resistente y flexible para disponer de una vela. Fue en ese tiempo en que irrumpió en la historia la era vikinga (793-1066).
Estos duros hombres, procedentes de la antigua Escandinavia, eran los que más se alejaban de su país y conseguían regresar sin perderse en los abisales mares. Es curioso que aún no se sepa cómo lograban recorrer tan largas distancias sin perderse en el océano. Hablamos de una zona y época en que la mayor parte de los días del año no se veía el sol y no existía ningún tipo de aparato de navegación moderna.
Gracias a sus drakkars (barcos dragón), los vikingos consiguieron llegar a las islas británicas. También realizaron incursiones en Europa y, a través de los ríos rusos, accedieron al Mar Negro y al Mar Caspio. Estos hombres del norte colonizaron Islandia y Groenlandia. Es importante señalar los asentamientos vikingos descubiertos en L´Anse Aux Meadows, Canadá en 1960 por parte del explorador noruego Helgue Ingstad y su esposa la arqueóloga Anne Stine Ingstad. Este matrimonio pudo demostrar que los vikingos llegaron a América quinientos años antes que Cristóbal Colón.
El barco de Oseberg está considerado el segundo hallazgo arqueológico más importante del mundo tras el descubrimiento de la tumba de Tutankamón. Actualmente, este navío está expuesto en el Museo de barcos vikingos de Oslo, Noruega.
El barco, en un principio, fue utilizado para la navegación. Su estructura hace suponer que fue un buque para cabotaje. Posteriormente se arrastró a tierra para ser utilizado como un navío funerario. Este tipo de embarcación permitía navegar con vela, así como también utilizando remos. Unos tallados de animales únicos recorren la quilla por debajo de la línea de flotación y avanzan por la proa finalizando en una cabeza de serpiente formando una espiral. Esta ornamentación es una clara señal de que el navío fue construido para una familia de alto estatus.
En estos barcos funerarios inhumados se depositaban a los fallecidos en una pira funeraria con mucha comida y diferentes objetos. Además, eran habituales los sacrificios de distintos animales como caballos, perros, vacas y pavos. Después, el buque era cubierto de tierra y turba, formando un gran montículo.
En el verano de 1903, en Vestfold, Noruega, el propietario de la granja Oseberg había comenzado a arar parte de sus tierras. Cuando removió un túmulo de cuarenta y cuatro metros de ancho y dos y medio de alto, sin saberlo, halló un antiguo navío de más de un milenio de antiguedad. Hoy se conoce como el barco vikingo de Oseberg.
El arqueólogo sueco Gabriel Gustafson se hizo cargo del fascinante descubrimiento. La excavación comenzó en 1904 y duró unos tres meses. Los estudios del barco determinaron que mide veintiún metros y medio de eslora y cinco de manga. Tiene treinta agujeros para remos y, en su época, podía transportar hasta una tripulación de treinta y dos personas. El posterior análisis de los maderos determinó que el barco se construyó en el año 820. Se necesitaron veintiún años de trabajo para su restauración al igual que para todos los elementos que estaban en su interior.
En la excavación, tras el mástil, se encontró una cámara funeraria con los cuerpos de dos mujeres. La primera tenía unos ochenta años y se cree que falleció debido a un cáncer. La otra mujer tenía unos cincuenta y hasta el día de hoy no se saben cuáles fueron las causas de su muerte. Ambas mujeres murieron en el 834 y ese mismo año fue enterrado el barco con sus cuerpos. Existen diferentes hipótesis sobre la identidad de las mujeres. Inicialmente, se creyó que la dama mayor era la reina vikinga Asa del reino de Agder y la menor su sirvienta. Otra hipótesis dice que la mujer de más edad pudo ser una líder religiosa o una noble y la más joven su esclava, sacrificada para acompañarla en la otra vida. Ambas ofrecidas a la diosa Feya. Para los vikingos, la mayor ofrenda que se le podía otorgar a los dioses era el sacrificio humano.
El interior del navío estaba decorado con un magnífico tapiz. Además se encontraron varias ofrendas fúnebres: ropas, zapatos, peines, cinco cabezas de animales talladas en madera, cinco camas, tres pequeños trineos, un carruaje, quince caballos, dos vacas, un trineo de arado y seis perros. Todo este conjunto funerario no estaba al alcance de cualquier familia vikinga. Lo que hace suponer a los historiadores que estas damas pertenecían, posiblemente, al estatus más alto de su sociedad. La identidad de estas mujeres sigue siendo uno de los grandes enigmas históricos.
Entre las ofrendas halladas en el interior del buque, se encontró un trozo de madera que tampoco se sabe cual era su uso. Este madero medía, originalmente, unos dos metros de largo. En él había unas inscripciones rúnicas. Si las traducimos a nuestro alfabeto tenemos litiluism. Es decir, lie-vis-m (poco-sabio-p) y m-en (persona); o sea «el hombre es poco sabio». Es un claro mensaje. Un escrito que los vikingos nos dejaron hace más de mil años. ¿Qué es lo que sabían los hombres del norte y nosotros no?
Se han encontrado muchos hallazgos arqueológicos relacionados con el mundo vikingo que nos han arrojado algo de luz sobre esta misteriosa civilización. No obstante, uno de los detalles más llamativos del barco de Oseberg es que, a día de hoy, no ha habido ningún descubrimiento donde existan rostros tallados en madera, excepto en el carruaje encontrado en el interior de este navío.
Respecto a las cinco cabezas de animales labradas en madera que también estaban en el barco, solo se conservan cuatro y se desconoce para qué se usaban. Las cabezas estaban sujetadas con una cuerda unidas a un cascabel de hierro. Lo intrigante es que las cabezas están talladas con la habilidad de un auténtico maestro, aunque los rasgos de los animales no pertenecen a ninguna especie conocida. ¿Qué tipo de animales son? ¿Existieron en aquella época? Son seres que, en nuestros días, aún no hemos encontrado. Y siendo así ¿dónde están?
El túmulo de tierra de la granja de Oseberg tenía varias capas de hierba. Gracias al barro y a la humedad, el barco apenas tuvo contacto con el oxígeno. Estas circunstancias permitieron que el navío estuviera tan bien conservado. La madera con la que se construyó el barco era de roble. Las planchas de madera están superpuestas sujetadas por clavos de hierro. El mástil y la cubierta están hechas de madera de pino. El noventa por ciento del navío, tras su restauración, conserva sus materiales originales.
Los vikingos estaban convencidos de que había vida más allá de la muerte. Si los enterraban con parte de sus bienes, podrían utilizarlos en su otra vida así como los esclavos y animales. El barco de Oseberg es un claro ejemplo de sus creencias. Una muerte digna, como la de morir en combate, era una forma de asegurarse ir directos al Valhalla guiados por las valkirias. Las valkirias eran guerreras de Odín, bajo las órdenes de Freya. Escogían a los más destacados guerreros que caían en la batalla y los guiaban hasta el Valhalla, donde los transformaban eneinherjar. Todo ello era necesario, ya que en la última batalla, el Ragnarok, Odín necesitaría a los guerreros más fieros. Por el día, todos los hombres salían al campo de batalla a luchar entre ellos. Aquellos que morían, por la noche, volvían a levantarse y todos cenarían como amigos en el Valhalla a la mesa de Odín. Los antiguos hombres del norte no temían a la muerte, pues creían que su futuro ya estaba escrito por las nornas (tejedoras del destino) desde su nacimiento.
Quizás nunca sabremos cómo sucedieron y qué significan determinados hechos de nuestra historia. Sin embargo, si reflexionamos sobre ello, tal vez sea mejor no conocer las respuestas a todas las incógnitas. De ser así, el juego simplemente acabaría.